La sociedad del femicidio, la nuestra

La sociedad del femicidio, la nuestra. 

 

El pasado mes de abril ha sido trágico. El machismo, en su expresión más extrema, ha asesinado a 29 mujeres en nuestro país por el solo hecho de serlo. No tenemos datos fehacientes sobre el número de otras formas de violencias machistas sufridas por las mujeres como son los abusos, el acoso callejero, la violencia psicológica, la violencia obstétrica o la económica por nombrar algunas. Tampoco conocemos las cifras de otras formas de violencia de género que viven personas con identidades de género disidentes o con otras opciones sexuales no heteronormativas. Sin embargo, sabemos que las violencias de género se expresan de muchas formas, a veces sutiles y otras extremas como en el caso de los femicidios y que, lamentablemente, son cotidianas.

Los femicidios que hoy lloramos nos permiten al menos reflexionar sobre dos cuestiones: la primera acerca de las políticas penitenciarias, las facultades discrecionales de los jueces y su responsabilidad frente a la violencia de género y la otra, sobre qué tipo de sociedad hace posible que una joven sea violada y asesinada por el solo hecho de ser mujer.

En la sociedad donde vivían nuestras mujeres asesinadas, la nuestra, la que todos y todas formamos parte, el odio, la discriminación y el desprecio hacia las mujeres, aceita cotidianamente los engranajes para que la violencia de género continúe ejerciéndose, muchas veces con impunidad y en silencio. La justicia, como cualquier organización social, reproduce los mecanismos machistas y la gran mayoría de las veces no garantiza los derechos de las mujeres ni las protege frente a la violencia machista.

En la sociedad donde vivían nuestras mujeres asesinadas, se suele culpar a las víctimas por lo que les sucede a diario. En la mayoría de los casos se han escuchado, otra vez, las voces acusadoras y justificadoras del crimen,  por caminar por la calle a las 5 de la mañana, por utilizar drogas o por usar un short muy corto. Argumentos que en definitiva, pretenden controlar el cuerpo de las mujeres y que oímos con frecuencia en ámbitos tan diversos como son los medios de comunicación, los encuentros médicos, las salas de audiencia o incluso en las aulas.

En la sociedad donde vivían nuestras mujeres, es evidente que las políticas públicas no alcanzan para luchar eficazmente contra el machismo y promover una educación integral igualitaria y no sexista.

En la sociedad donde fueron asesinadas nuestras mujeres, quienes defendemos los derechos, la dignidad y la vida de las mujeres sabemos que el trabajo es arduo pero impostergable.

Desde el Plan de Acciones contra las Violencias de Género de la Universidad Nacional de Córdoba nos sumamos al repudio de cualquier femicidio y exigimos más y mejores políticas públicas que promuevan de forma integral una sociedad donde nuestras mujeres sigan vivas, libres y sin miedo a transitar por nuestras calles, también es fundamental fomentar entre los hombres nuevas masculinidades no machistas.

Insistimos que la eliminación de las violencias de género es una responsabilidad colectiva, y que vos, que ahora podés leer estas palabras, también sos parte de la solución. Ni una menos, vivas nos queremos.-

 

Equipo Interdisciplinario del Plan de Acciones y contra las Violencias de Género en la UNC coordinado por Programa Género de Extensión Universitaria, la Defensoría de la Comunidad Universitaria y la Secretaría de Asuntos Estudiantiles