La UNC, a 8 años del grito “Ni Una Menos”

El 3 de junio de 2015 marcó el inicio del movimiento “Ni Una menos” como reacción al alarmante aumento de femicidios en nuestro país. Este grito de reclamo colectivo evidencia que la problemática tiene aún hoy alcance universal. En 2015 la UNC generó el Plan de acciones para prevenir, atender y sancionar las violencias de género; y en 2019 se creó la Unidad Central de Políticas de Género para tener un enfoque de derechos humanos y desde una mirada interseccional de la situación. (02.06.2023)

Las calles fueron el escenario a partir del cual se construyó este movimiento, sostenido desde sus entrañas en redes de afecto y reflexión sobre las opresiones y el derecho a la vida que se les estaba coartando a muchas mujeres.

Ocho años más tarde, esta fecha vuelve a convocarnos como sociedad a fines de reflexionar sobre la consecuencia más extrema y trágica de las violencias de género, el femicidio, delito que constituye un gravísimo atentado contra los derechos humanos de las mujeres.

Las universidades, como toda institución humana en la que se desarrollan relaciones interpersonales, pueden verse atravesadas por relaciones desiguales que contribuyen a la reproducción de conductas violentas, al acceso asimétrico de las mujeres y a las identidades de género no heteronormativas a espacios de poder y decisión; y en definitiva, que obstaculizan el ejercicio pleno y efectivo de un conjunto de derechos humanos reconocidos por la normativa nacional e internacional vigente.

Plan de acciones 

Es por ello que en la educación superior se contemplan diferentes acciones para abordar y prevenir las violencias de género en el ámbito universitario con un enfoque de derechos humanos y desde una mirada interseccional.

En este sentido, en el año 2015 en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) se creó el Plan de acciones para prevenir, atender y sancionar las violencias de género (RHCS 1011/2015), cuyo objetivo central es la promoción en la comunidad universitaria de un ambiente libre de violencias de género y discriminación de cualquier tipo por razones de género y/o identidad sexual. Muchos otros han sido los avances institucionales en la materia, tales como la adhesión a la Ley Micaela, fundamental para avanzar en la sensibilización y capacitación de las personas que desempeñan funciones como docentes y nodocentes en la universidad; la Reforma del Reglamento de Investigaciones Administrativas que adecuó la normativa a los estándares normativos nacionales e internacionales vigentes, por mencionar solo algunos ejemplos.

No han sido pocos los hitos conquistados a partir del primer Ni Una Menos. Tanto en el ámbito legislativo cuando en el desarrollo de políticas públicas de prevención, detección y abordaje de esta compleja problemática que sigue atravesándonos como comunidad.

No obstante, las cifras construidas a partir de registros de femicidios de organizaciones de la sociedad civil y de organismos estatales siguen siendo alarmantes, lo que nos lleva necesariamente a seguir revisando procedimientos, perfeccionando mecanismos de protección, reclamando presupuestariamente que el Estado destine recursos efectivos y suficientes para garantizar la adecuada capacitación y sensibilización de todos los agentes que intervienen en un abordaje que debe ser integral y conjunto.

Reconocer y eliminar las violencias de género es una responsabilidad colectiva, por lo que dentro de ese concepto, las universidades están llamadas, cada día y en fechas como la que motiva estas reflexiones, a reafirmar y renovar su compromiso en el trabajo cotidiano, en un esfuerzo compartido en el que cada una de las personas que integran su comunidad cumplen un rol fundamental para generar una transformación social y cultural que redunde en una sociedad verdaderamente igualitaria, inclusiva y libre de violencias de género y discriminación.

Desde el equipo de la Unidad Central de Políticas de Género adherimos a la reivindicación: ¡Ni Una Menos, vivas nos queremos!

Nos encontramos en las calles.