En los últimos días de las campañas científicas, representantes del proyecto “Relámpago” pasaron por el Café Científico

El 13 de diciembre la SeCyT organizó el último Café Científico del año, en el cual participaron investigadores involucrados con el proyecto “Relámpago”, el mega emprendimiento científico que se propuso estudiar como nunca se había hecho antes las tormentas extremas que se generan en la Argentina, particularmente en Córdoba.

El Café tuvo una amplia concurrencia de público y de disertantes vinculados a tema, dado que hay involucrados decenas de investigadores argentinos, Brasil, EE.UU. y otros países, y que además coincidió con la realización de las campañas de observación y análisis realizadas en Córdoba, las cuales comenzaron el 1 de noviembre y se extendieron hasta el 15 de diciembre. 

Participaron especialistas que no pertenecen a la UNC, como la Dra. Paola Salio (UBA), Investigadora principal de la Argentina de Relámpago, y la Dra. Eliah Fernanda São Sabbas (INPA- Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil). Por parte de la Casa de Trejo intervinieron el físico de la FAMAF Eldo Ávila, y los ingenieros Andrés Rodriguez, Giorgio Caranti y Marcelo García.

Cada uno de los expertos abordó aspectos específicos de la campaña, y fue la Dra. Salio la que abrió la charla brindando una explicación general de las campañas para “cazar” tormentas, y que demandó una inversión de 30 millones de dólares. En tanto, la científica brasileño Eliah São Sabbas explicó brevemente la participación del país vecino en las campañas; Eldo Ávila mostró cómo es la estructura eléctrica de las tormentas, mediante la interacción entre partículas de hielo; Marcelo García coordinó el trabajo que evaluaba la interacción entre la atmósfera y el terreno, en especial en torno a los ríos Tercero y Cuarto de la provincia de Córdoba.

Por su parte, los Ingenieros Giorgio Caranti y Raúl Comes hablaron sobre la participación y el uso del Radar RMA 1 (ubicado en Ciudad Universitaria) en el Proyecto Relámpago, y Andrés Rodríguez hizo hincapié en el proceso, el trabajo colectivo de expertos y las políticas científicas que desembocaron en este importante estudio realizado en nuestro país.

¿Qué se hizo?

La “caza de tormentas” implicó el estudio pormenorizado de tormentas mediante el uso de instrumental de última generación en estaciones móviles (camiones) e inmóviles, sobre contenedores. A su vez, se utilizaron otros radares y sensores de distinto tipo. También sobrevoló las sierras cordobesas un avión del Departamento de Energía de EE.UU.

El consorcio argentino estuvo integrado por universidades argentinas (UNC, UBA, UNLP, UNCuyo), distintas instituciones públicas (el Servicio Meteorológico, el SINARAME, Ministerios provinciales y nacionales), y empresas privadas y semiprivadas.

Para cazar tormentas, hasta el 15 de diciembre se realizaron 17 misiones. Entre sus objetivos estuvo estudiar cómo y dónde se originan las tormentas, es decir la iniciación de la convección. Según señalaron los especialistas, este es el principal desafío que tienen los meteorólogos, porque las tormentas son aún imprevisibles.

Este tipo de análisis lo realizan situándose en zonas donde hay probabilidades de que se genere una tormenta, en base a información meteorológica, para luego intentar saber desentrañar las razones que llevaron a la formación de la misma.   

También hubo misiones de “tiempo severo”, que son para estudiar las tormentas que incluyen la generación de granizo de más de cuatro centímetros de diámetro, tornados visibles o vientos muy intensos, superiores a 100 km por hora.

De este tipo, se realizaron cinco campañas, cuatro de ellas en las Sierras de Córdoba y una en San Rafael, Mendoza.

Otro de los objetos de las misiones científicas fue el análisis de las tormentas que aumentan considerablemente su tamaño y producen muchas precipitaciones, las de “cambio de escala”, y que ofrecen datos muy importantes. Pasan de abarcar zonas de hasta cinco o seis kilómetros de diámetro a acaparar zonas grandes, con un radio de hasta 40 km.

Las campañas, en ciertos casos, intercalaron dos o tres de estos objetos de estudio. El avión sobrevoló las Sierras en 21 ocasiones, en momentos previos al desarrollo de tormentas.

En paralelo a las campañas se realizaron estudios en ríos y se aplicaron una multiplicidad de modelos computacionales para estudiar, por ejemplo, el tamaño de gotas o nubes. A esto hay que sumarle el considerable aporte de “ciencia ciudadana” que tuvo el proyecto Relámpago, con 275 reportes de eventos en la región generados por personas aficionadas durante los 45 días que duraron las misiones.

Si bien ya terminó el uso del instrumental científico más importante provisto por instituciones de EEUU, durante algunos meses más se seguirán realizando estudios de las tormentas extremas generadas en el centro y noreste argentino.

Luego, será el momento de ver las conclusiones de los estudios realizados. ¿Cómo y por qué se originan tormentas extremas?.